¿CONOCEMOS NUESTRO PATRIMONIO?
Como
alumna de un curso de Difusión y Conservación del Patrimonio me veo en la
obligación de dar a conocer la riqueza y las rarezas de nuestro legado
cultural.
Podemos
estar acostumbrado a la iconografía sexual en otras culturas y religiones, como
en culturas prehistóricas, de Egipto y la India, además de la Grecia y Roma
antiguas…pero ¿en España? ¿En Iglesias y Colegiatas en la Edad Media?
En
esta ocasión hablaremos de la “Ruta del Arte Erótico Románico”, una auténtica
ruta de Iglesias (casi 50, situadas entre Palencia, el Sur de Cantabria, norte
de Burgos….) que guardan en sus fachadas, capiteles ventanas y canecillos
pequeñas figuras y manifestaciones que algunos tacharían de pornográficas:
Hombres
itifálicos, mujeres en posturas lujuriosas (solteras y casadas, éstas últimas
llevan toca), coitos anales y vaginales, felaciones, parejas abrazándose,
mujeres pariendo, hombres y mujeres onanistas, falos erectos, monos itifálicos,
animales copulando, exhibicionistas…
Otras
representaciones que también se pueden considerar como eróticas o de placer son
músicos, bailarinas, sirenas, personajes riéndose, sobre todo cuando provienen
de una sociedad que se plantea si la música, la danza o la risa son pecado...
El
Investigador Jesús Herrero Marcos ha publicado recientemente el libro 'La
Lujuria en la Iconografía Románica'(Cálamo),profundamente ilustrado con un
centenar de fotografías.
Si alguna iglesia puede ser considerada paradigma de la
iconografía de la Lujuria es la Colegiata de San Pedro, en Cervatos
(Cantabria).
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La
magia y la hechicería ilustran también el repertorio del románico más
escabroso. El demonio aparece en la colegiata de San Isidoro, en León, o
acompañado de dos machos cabríos en un aquelarre en la catedral vieja de
Salamanca.
El
simbolismo está presente en muchas esferas del románico. Por ejemplo la iglesia
románica simboliza la casa de Dios en la tierra, refleja el orden universal:
las iglesias se orientan hacia el este por donde sale el sol (Cristo), las
bóvedas imitan el cielo, el altar es el lugar más importante de contacto con la
divinidad, y se enmarca con el ábside (cielo), las ventanas son los doctores y
la luz que entra por ellas su pensamiento, las columnas son los obispos, el
pavimento es el pueblo...
Los
expertos no se ponen de acuerdo en el motivo de que una Iconografía tan
irreverente aparezca en lugares destinados al culto. Se plantean varias
interpretaciones:
“”La
hipótesis tradicional defiende que estas manifestaciones artísticas (eróticas)
son representaciones del pecado, la lujuria, la obscenidad... En una sociedad
en la que el analfabetismo era común en la mayor parte de la población, una
forma de enseñar era mostrar en las iglesias representaciones aisladas o
historiadas sobre aspectos de la Biblia.
Así,
esta teoría sostiene que la intención de estas obras es dar una lección
moralizadora de la Iglesia: considerando pecaminosos todos los placeres de este
mundo...
La
Iglesia considera el sexo como un símbolo del mal, y su práctica y gozo debe
aportar un sentido de culpabilidad ¿quizá sea éste el sentido de las representaciones
sexuales románicas?.
“Otra
interpretación” es la que sostiene que esta temática erótica se debe a la
influencia de las culturas orientales llegadas a través de la civilización
musulmana. No debemos olvidar que desde el siglo VIII la presencia del Islam, y
toda su cultura, están presentes en la Península. reforzada por la presencia de
vestigios de influencia oriental en los restos arquitectónicos….
”Otra
hipótesis o interpretación se basa en la "necesidad reproductora". La
población de la cristiandad occidental es escasa durante la Edad Media, y está
en constante peligro a causa de los múltiples guerras, el hambre, la gran
mortalidad infantil, etc. Y la presencia islámica, con la constante necesidad
de guerreros o defensores de la religión cristiana…”
Es
el momento de poner en práctica los consejos de la Biblia, "Creced y
Multiplicaos" y hacer propaganda reproductora.
"puede existir otra razón, tan poderosa como la
anterior: la percepción del impuesto eclesiástico, el "diezmo" o
décima parte de la cosecha, con el que la Iglesia conseguiría enriquecerse en
poco tiempo. Los que pagaban eran los que trabajaban la tierra
("laboratores"), así que cuanta más gente trabajase, más impuestos
cobraban…”
Mientras
los expertos se ponen de acuerdo en las razones que tuvieron los maestros
artesanos en tallar la piedra... estas graciosas figurillas seguirán
observándonos en silencio desde sus rincones….
La
Coleccionista Viajera